Al ser gestores de residuos en Ávila hay que tener claras las diferencias entre los materiales férricos y los no férricos. De eso es precisamente de lo que nos ocupamos en esta nueva publicación.
Nadie puede poner en tela de juicio la utilidad de los metales. Unos materiales que gracias a su conductividad, resistencia mecánica y resistencia a las altas temperaturas tienen infinidad de aplicaciones en nuestro día a día. Nosotros en Recuperaciones Travada nos ocupamos de recuperarlos para darles una segunda vida. En este sentido, hay que tener claro que todos los metales son sólidos a temperatura ambiente menos el mercurio. En la naturaleza, no solemos encontrar a los metales en forma pura, sino formando óxidos que se encuentran en los minerales. En general, sean ferrosos o no ferrosos, los metales tienen una serie de características inalterables. Hablamos de la maleabilidad, la ductilidad, la tenacidad, la resistencia mecánica y la dureza.
Teniendo en cuenta que el hierro ha sido desde siempre el metal más utilizado, la diferenciación se hace entre metales ferrosos y no ferrosos. Los primeros son, como su propio nombre indica, los que contienen principalmente hierro. Hablamos, por ejemplo, de acero (hierro + carbono) y del hierro puro. A su vez, según el porcentaje de carbono que contengan, los metales se clasifican en hierro dulce (menos de 0’1%), aceros (entre 0’1% y 2%) y fundiciones (entre 2% y 5%). Por su parte, los materiales no férricos son, por ejemplo, el cobre, que destaca por su conductividad térmica y eléctrica; el aluminio, muy resistente a la oxidación; el estaño, blando e inoxidable; el cinc, muy resistente a la corrosión, etc. Todos estos materiales son los que manejamos los gestores de residuos en Ávila.